El valor de la verdad ( Cuento Infantil)

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Se escuchaban los gritos de Rensillo mientras brincaba de la emoción.

“Ven, apúrate Timy, corre”

Cansado de correr llegó Timy al sitio y no podía creer lo que veía, quedó paralizado mientras se ampliaba una sonrisa en su rostro, sus ojos mostraban un brillo imponente, su cola diminuta se movía rápidamente.

“Esto es un milagro, en medio del bosque venir a encontrar un huerto de pura zanahorias, ¡más fino amigo, más fino!”

“Sí Timy, parece que no hay nadie viviendo cerca, podemos tomarla, ¿Cierto?”

“Vamos a revisar bien los alrededores, ok”

Los dos amigos revisaron cuidadosamente alrededor del huerto y no encontraron a nadie, buscaron con la intención de hallar alguna vivienda y tampoco la encontraron, por lo que decidieron llenar sus bolsos con todas las zanahorias que pudieran llevar. Guardar las zanahorias era un proceso divertido, los dos sentían que el universo conspiraba positivamente y se imaginaban como piratas encontrando un gran tesoro.

“Somos piratas amigo, somos los grandes piratas del bosque” dijo con voz solemne Rensillo, mientras sostenía una zanahoria como si fuera una espada.

“Sí, entonces no creo que puedas contra mí” haciendo que desenfundaba una espada con la zanahoria y apresurándose a atacar se lanzó contra Rensillo.

Después de tanto jugar, decidieron sentarse un rato para saborear la delicia que encontraron, para luego regresar a sus casas y darle la buena noticia a sus respectivas madres.

En el trayecto de regreso iban comiendo hasta no más poder, parecían dos bolitas de algodón, gorditos y redonditos.

♥♥♥♥♥

Timy tomó el sendero para su casa y se le veía alejarse con felicidad.

Rensillo al llegar a su casa entró con extremada cautela para sorprender a su querida madre.

“Mami cierra tus ojos por favor” Su madre cerró sus ojos y colocó sus patas frente a ellos, esperando que Rensillo le indicara cuando podía ver lo que le hacía tan feliz.

Rensillo acomodó todas las zanahorias encima de la mesa. “Ahora puedes ver mamá”

La madre abrió sus ojos lentamente y luego dijo “Hijo, ¿dónde conseguiste todas esas zanahorias?” preguntó un tanto angustiada.

“Mami las conseguí en el bosque mientras jugaba con Timy”

“Por favor Rensillo, las zanahorias no se consiguen así porque sí, explícame bien eso”

“Bueno mami, yo estaba con Timy jugando lejos de aquí, en medio del bosque y de repente vi un huerto de zanahorias, Timy y yo buscamos en los alrededores si había una casa o alguien cerca a quien le perteneciera todo eso, y no encontramos a nadie, y lo agarramos”

“Te digo algo Rensillo, y escúchame bien, nosotros somos humildes pero honestos, correctos en nuestro proceder, así que mañana usted va a ver si le salió dueño a esas zanahorias”

“Está bien mami, no te molestes conmigo, no quise hacer algo malo” comentó Rensillo con su carita afligida y sus ojos aguados mientras miraba a su madre.

“No estoy molesta corazón, te amo, es mi obligación llevarte por el camino del bien”, agachándose la mamá conejo le dio un abrazo a su querido hijo, y luego recogieron lo que estaba en la mesa.

♥♥♥♥♥

En la mañana siguiente Rensillo y Timy se fueron nuevamente al huerto, Rensillo le contó a su amigo como se puso su madre respecto a la sorpresa, y se dio cuenta que Timy pasó por la misma situación con su familia, caminaron un largo rato y cuando estaban llegando al sitio escucharon a alguien llorar, se acercaron al huerto y allí estaba la conejita más hermosa que Rensillo había podido ver, llorando desconsoladamente.

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Rensillo y Timy se veían uno al otro sin saber que hacer.

“Hola, ¿Qué te sucede? ¿En qué te podemos ayudar?” le preguntó Rensillo con voz muy dulce.

“Es que todas mis zanahorias se desaparecieron” respondió la conejita sollozando.

Los dos conejitos quedaron sorprendidos de escuchar eso, el huerto de zanahoria le pertenecía a la linda conejita con corona de flores en su cabeza, les partía el corazón escucharla llorar.

“Tenemos que decirte algo conejita, nosotros sabemos dónde están tus zanahorias”. Comentó Timy.

“En serio, ¿no me están engañando?” dijo la conejita tranquilizándose un poco.

“Sí estamos seguros de eso”

“Lo lamento nosotros la tenemos” dijo Rensillo totalmente apenado.

“¿Cómo? ¿por qué?” dijo la conejita dejando de llorar y sintiéndose un poco insegura.

Los dos conejitos le contaron toda la aventura vivida el día anterior y el motivo por el que estaban allí, ella comprendió lo sucedido y el hecho de que ellos necesitan también de las zanahorias.

“Bueno acompáñanos a buscar tus zanahorias, y por cierto ¿Cómo te llamas?” preguntó Rensillo.

“Mi nombre es Vivi, y ustedes ¿Cómo se llaman?”

“Yo me llamo Rensillo”

“y yo Timy”

Los tres se fueron a buscar las zanahorias, y después de un largo rato llegaron al sector donde los pequeños conejitos vivían.

Pasaron primero por la casa de Timy, y allí la madre de Timy le ayudó a recoger todas las zanahorias que él había traído el día anterior, y le pidió disculpa a Vivi por lo sucedido, Vivi amablemente les dejó la mitad de las zanahorias que le estaban regresando; muy agradecidos le dieron unas galletas de zanahorias con nueces.

Luego pasaron por casa de la madre de Rensillo, ella estaba sumamente avergonzada al saber que la sorpresa de su hijo tenía dueño, recogió todo junto a su hijo y se lo dieron a Vivi pidiéndole disculpa por haber tomado lo ajeno, aunque la madre argumentó que no había ninguna casa ni nadie por los alrededores según su hijo, aún así se sentía mal, y efectivamente Vivi les contó que ella y su madre viven lejos de allí, pero decidieron sembrar en ese lugar por el agua cercana y la fertilidad de la tierra. Vivi les regresó la mitad de las zanahorias, Rensillo y su madre estaban conmovidos por el buen corazón de la pequeña coneja, que le regalaron una cajita musical que había pertenecido a la abuela de Rensillo.

Rensillo y Timy acompañaron a Vivi a su casa para ayudarla con la carga de zanahorias, en el camino Vivi les propuso encargarse los tres del huerto de zanahorias y así no les faltaría comida, con la ayuda de sus madres por supuesto.

Ellos conocieron a la madre de Vivi que los trató con mucho cariño, les brindó algo para merendar, Torta de zanahoria con miel.

“¡Umm que rico!, este es mi postre favorito” comentó Timy con la boca llena de pastel, Y todos rieron por el comentario.

Rensillo y Timy desde ese día comenzaron una linda amistad con la bondadosa conejita Vivi, y desde entonces la amistad se fortalece día a día y jamás han olvidado la aventura en el bosque.


Gracias queridos amigos por el apoyo, cualquier sugerencia será recibida con mucho cariño.



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