La vida y La Muerte

Nada más seguro en la vida que nacer y morir es la ley de la vida, ¿Pero estamos realmente preparados para ello? En el transcurso de la vida desarrollamos afectos hacia nuestros padres, hermanos, familiares y amigos, vivimos experiencias hermosas y otras no tanto, nos vamos llenando de vivencias, vemos tan natural el compartir, disfrutar, amar y así disfrutamos la vida, pero inevitablemente llega el silencio, nuestra alma nos abandona, llega la muerte.
Con la muerte llegan sensaciones muy tristes, de saber que no compartirás con esa persona amada. La palabra, el abrazo se transforma en recuerdo. La muerte es designio de la vida, es un ciclo al cual todos llegaremos. ¿Pero qué hacer con esa tristeza que nos agobia? El duelo es un proceso normal que necesitamos transitar para poco a poco transformarlo en algo bonito, en recordar todo lo que amamos y el amor que nos entregaron, la solidaridad compartida. Reconforta saber que dimos todo el amor que pudimos y que también lo recibimos, reconforta saber que se pasa a otro plano, al espiritual, al encuentro con Dios, desde la oración pidamos con fe por el eterno descanso de nuestros deudos, que ellos pasan a otro plano donde no hay tristeza, no hay necesidad, no hay enfermedad, no hay sufrimiento. Han llegado al encuentro con el Señor Jesucristo.
Este post me salió del alma, va dedicado a mi amada madre Josefina, te llevaré en mi pensamiento toda mi vida, madre bella.
El post no lleva mucho formato porque después de todo la vida no es tan cuadrada.