The image is courtesy of@xpilar with your permission to use it in this post.

Español

Soy un caballero templario que peleó en las cruzadas de la Edad Media.

Mi nombre es Jerus Gardmon de Tarrente, y pertenecí a la orden honorífica de Los caballeros del Temple

Les contaré un poco como fue mi travesía junto a mis compañeros en esas cruzadas medievales antes de hacer nuestro retorno a nuestro hogar de origen.

Rondaba el año 1291, las expediciones militares daban el último resto de sus fuerzas al lado delos caballeros Francos y Normandos, tenaces guerreros del Mar Mediterráneo y la Tierra Santa.

Cada uno cargaba sobre sus hombros la pesada responsabilidad de liberar la tierra de la Jerusalem Celestial, en cuyo combate nos preparábamos con el mejor atuendo y las más aguerridas armas.

Cada honorable hombre, lucía ataviado con un complicado ropaje de guerra, que iniciaba con unas largas calzas elevadas hasta la cintura.

Luego debían colocarse una cota de maya con capucha, la cual fungía como aislante de las temperaturas extremas que se daban en los países europeos; sobre la malla calzaban un camisón con una cruz de paté rojo carmesí, que fue el que los bautizó con el nombre de guerreros de las cruzadas.

El camisón, blanco como la nívea flor de azahar, debía ceñirse con un cinturón ancho de piel de animal, para proteger su espalda de posibles contusiones. Sobre su cabeza un yelmo acorazado y rústico, al que le acompañaban un férreo escudo y una platinada espada.

La indumentaria, junto con las armas era pesada y dificultoso de llevar, pero era parte del honor y la valentía que debíamos representar, además eramos de gran tamaño y de fuerte contextura para soportar ese peso y dar lo mejor de sí en la pelea.

Éramos peregrinos armados, cuya causa de lucha era el rescate de la fe cristiana, pero además, la causa era llevar un mensaje de despertar espiritual a todo un pueblo que yacía sumido en la obscuridad, adoctrinados con falsas creencias que los mantenían atados a una cuerda con un pedazo de pan que nunca llegaba a sus bocas.

Como estrategia para atraer a los Árabes, usábamos como principal arma, la astucia e inteligencia, a fin de que nos enseñaran el arte del comercio y la navegación. Logramos además, que los Fatimíes perdieran el control de Palestina, ante el avance del imperio Selyúcida.

Una gran cantidad de taimados guerreros junto con sus mujeres y su prole, llenaron sus escudillas con relucientes monedas de oro, se hicieron diestros en las artes comerciales mientras los fieles pobres de sabiduría y ricos en fe ciega, se lanzaron al ruedo en una voraz matanza, sin armas, ni alimento ni bestias que los protegiera de ser ajusticiados como inocentes corderos en el matadero, cosa que me pareció muy ruin y deshonesta.

En el concilio de Letrán, los religiosos enfermos de codicia, habían prometido a los fieles, que si luchaban en defensa de la fe cristiana, serían absueltos de sus pecados, le darían protección a su familia y le garantizarían bienes materiales, pero nada de esto les fue cumplido.

Ante la masacre social que se estaba desarrollando, ante la mirada impávida de las autoridades clericales; surgió una nueva orden de Caballeros Templarios, a la que me uní a luchar por esa causa social, por la conquista de los derechos de los ciudadanos.

Nació entonces la orden de los compañeros de Cristo y la orden de Salomón, convirtiéndose en la más poderosa orden guerrera militar de la Edad Media, con el valor agregado de conquistar una mejor vida para los verdaderos cristianos, capaces de luchar por sus propias convicciones y dejar de ser esclavos serviles de los tiranos.

Dos siglos lucharon a brazo partido por la reivindicación de un pueblo, que vivía sumido en la opresión y la pobreza extrema, ayudándolos a recuperar sus bienes y a reencontrarse con sus familiares, y lo mejor, a liberar su propia conciencia de las manipulaciones de los falsos cristianos.

Logramos empoderarnos de una robusta y majestuosa flota de barcos para la explotación comercial, con la colaboración de ciudadanos genoveses, marselleses y los templarios de la costa de Aragón.

La flota templaria, usaba la navegación de cabotaje, es decir, que no perdía de vista la costa. En sus comienzos nos desplazábamos en unas naves llamadas "galeras y "cocas", un tipo de embarcación marina bastante rudimentaria, pero estables y seguras, más adelante fuimos perfeccionando el sistema de navegación, hasta construir embarcaciones más modernas para la época, mejorando su funcionalidad y rendimiento.

Más que luchar por una fe ciega, que enseñaba a los cristianos desde la ignorancia, les infundían amor a dios leyendo las sagradas escritura a la letra muerta. Mientras que los caballeros de la cruzadas, proponían una enseñanza espiritual basada en la experiencia, y en la demostración de la fe cristiana con hechos y no con promesas políticas, diluidas en la superficie de las olas.

Valor, justicia, lealtad, defensa, coraje, humildad, generosidad, nobleza, templanza, principios morales, valores familiares y valores espirituales desde la conciencia y la libertad de pensamiento.

De esa manera entronizamos una orden que fue más allá de las batallas y las luchas cuerpo a cuerpo, muchas veces nos despojamos de nuestras espadas y de nuestro yelmo, para dar de comer al desamparado y dar una palabra de aliento al afligido.

Llegada la retirada, nos volvimos a nuestro lugar de origen, a La isla de Cunha una lejana isla escondida en el Reino Unido, una isla de naturaleza volcánica, que emerge desde el Atlántico sur a 2.810 kilómetros de Ciudad del Cabo - Sudáfrica, allí habito con mi familia y con los héroes sobrevivientes de la última cruzada.

El día de nuestra llegada fue el día más glorioso de nuestra heroica travesía, nos recibió un cortejo de delfines que en su lenguaje acústico nos coreaban la mejor de las bienvenidas a sus aguas vírgenes, para luego entregarnos al fraterno y amoroso abrazo de nuestras mujeres e hijos.

Mi agradecimiento a mi fraternal amigo @xpilar por darme la oportunidad de crear esta historia con sus extraordinarias imágenes.

I am a Templar knight who fought in the crusades of the middle Ages.

My name is Jerus Gardmon de Tarrente, and I belonged to the honorary order of The Knights of the Temple.

I will tell you a little about how my journey was with my companions in these medieval crusades before making our return to our home of origin.

The year was around 1291, military expeditions gave the last rest of their forces next to the Franks and Norman knights, tenacious warriors of the Mediterranean Sea and the Holy Land.

Each one carried on his shoulders the heavy responsibility of liberating the land of the Celestial Jerusalem, in whose combat we prepared ourselves with the best attire and the hardest weapons.

Each honorable man looked dressed in complicated war clothing, which began with long tights raised to the waist.

Then they had to put on a Mayan chain with a hood, which served as an insulator of the extreme temperatures that occurred in European countries; on the mesh they wore a nightgown with a cross of crimson red pate, which was the one that baptized them with the name of warriors of the crusades.

The nightgown, white as the snowy orange blossom, should be fitted with a wide belt of animal skin, to protect your back from possible bruises. On his head an armored and rustic helmet, accompanied by a strong shield and a platinum sword.

The clothing, along with the weapons was heavy and difficult to carry, but it was part of the honor and courage that we had to represent, and we were also of great size and strong structure to support that weight and do our best in the fight.

We were armed pilgrims, whose cause of struggle was the rescue of the Christian faith, but in addition, the cause was to carry a message of spiritual awakening to a whole people who lay in darkness, indoctrinated with false beliefs that kept them tied to a rope with a piece of bread that never reached their mouths.

As a strategy to attract the Arabs, we used as the main weapon, cunning and intelligence, in order to teach us the art of commerce and navigation. We also achieved that the Fatimids lost control of Palestine, before the advance of the Selyucid Empire.

A large number of devious warriors, along with their wives and their offspring, filled their bowls with glittering gold coins, became skilled in the commercial arts, while the faithful poor in wisdom and rich in blind faith threw themselves into the ring in a voracious slaughter. , without weapons, food or beasts that would protect them from being executed as innocent lambs in the slaughterhouse, which I thought was very mean and dishonest.

In the Letran council, religious people suffering from greed had promised the faithful that if they fought in defense of the Christian faith, they would be acquitted of their sins, they would protect their family and guarantee material goods, but none of this It was fulfilled.

Before the social massacre that was unfolding, before the unaffected look of the clerical authorities; a new order of Knights Templar emerged, to which I joined to fight for that social cause, for the conquest of citizens' rights.

The order of the companions of Christ and the order of Solomon were born, becoming the most powerful military warrior order of the Middle Ages, with the added value of conquering a better life for true Christians, capable of fighting for their own convictions and stop being servile slaves of tyrants.

Two centuries fought at arm's length for the vindication of a people, who lived mired in oppression and extreme poverty, helping them recover their property and reunite with their families, and the best, to free their own awareness of the manipulations of the false Christians.

We managed to empower ourselves with a robust and majestic fleet of ships for commercial exploitation, with the collaboration of Genoese, Marseilles and Templar citizens of the Aragon coast.

The Templar fleet used cabotage navigation, that is, it did not lose sight of the coast. In its beginnings we were moving in ships called "galleys and" cocas", a type of quite rudimentary marine boat, but stable and safe, later we were perfecting the navigation system, to build more modern boats for the time, improving its functionality and performance.

Rather than fighting for a blind faith, which taught Christians from ignorance, they infused love to God by reading the sacred writing to the dead letter. While the knights of the crusades, proposed a spiritual teaching based on experience, and on the demonstration of the Christian faith with facts and not with political promises, diluted on the surface of the waves.

Courage, justice, loyalty, defense, courage, humility, generosity, nobility, temperance, moral principles, family values and spiritual values from conscience and freedom of thought.

In that way we enthroned an order that went beyond battles and hand-to-hand struggles, many times we shed our swords and our helmet, to feed the homeless and give a word of encouragement to the afflicted.

Upon arrival, we returned to our place of origin, at Cunha Islanda distant hidden island in the United Kingdom, an island of volcanic nature, emerging from the South Atlantic at 2,810 kilometers from Ciudad del Cabo - South Africa, there I live with my family and with the surviving heroes of the last crusade.

The day of our arrival was the most glorious day of our heroic journey, we were greeted by a procession of dolphins that in their acoustic language chanted us the best of welcome to their virgin waters, and then delivered to the fraternal and loving embrace of our women and sons.

My thanks to my fraternal friend @xpilar for giving me the opportunity to create this story with his extraordinary images.