[ENG-SPN] Gaudí: genius and design / Gaudí: genio y diseño

As a general rule, when the name of Antonio Gaudí is mentioned, almost everyone thinks of what his undoubted revolutionary genius meant for the architecture of those convulsive late 19th century and early 20th century, which, suffering from a unheard of lack of innovation, he seemed hopelessly anchored in the paradigms of a classicism that seemed to be eternal, as the lack of imagination at the time still seemed to be. Gaudí went further. And his audacity, little or nothing understood by his contemporaries, earned him -like so many other geniuses before him- the rejection of not a few exalted of orthodox Architecture and his reluctance to accept innovative models, which today, a century later They cause worldwide admiration. Anyone who has seen the Sagrada Familia, Casa Batlló, Park Güell or La Pedrera -among other significant examples- knows exactly what I am talking about.

But few also recognize that his singularity as an architect was equally represented by his facet as a designer. To such an extent, that it could be affirmed, that there was no work of his, whose interior -doors, windows, tiles, cabinets, tables or chairs- was not calculated and designed, worth the redundancy, with the same delicacy, fantasy and above all, functionality, with which he executed the designs of his buildings, always following ergonomic patterns, aimed at improving the living conditions and comfort of its occupants. In short: Antonio Gaudí, genius and design.

Por regla general, cuando se menciona el nombre de Antonio Gaudí, casi todo el mundo piensa en lo que su indudable genio revolucionario significó para la arquitectura de aquellos convulsivos finales del siglo XIX y principios de un siglo, el XX, que, adoleciendo de una inaudita falta de innovación, parecía irremediablemente anclado en los paradigmas de un clasicismo que parecía ser eterno, como aún parecían ser, por añadidura, la carencia de imaginación en la época. Gaudí fue más allá. Y su atrevimiento, poco o nada comprendido por sus contemporáneos, le valió -como a tantos otros genios antes que él- el rechazo de no pocos encumbrados de la Arquitectura ortodoxa y su reticencia a la aceptación de modelos innovadores, que hoy, un siglo después, causan admiración mundial. Quien haya visto la Sagrada Familia, la Casa Batlló, el Parque Güell o La Pedrera -entre otros significativos ejemplos- sabe perfectamente de lo que hablo.

Pero pocos reconocen, además, que su singularidad como arquitecto, se vio igualmente representada por su faceta como diseñador. Hasta tal punto, que podría afirmarse, que no había obra suya, cuyo interior -puertas, ventanas, azulejos, armarios, mesas o sillas- no estuviera calculado y diseñado, valga la redundancia, con la misma delicadeza, fantasía y sobre todo, funcionalidad, con la que ejecutaba los diseños de sus edificios, atendiendo siempre a patrones ergonómicos, encaminados a mejorar las condiciones de habitabilidad y confort de sus ocupantes. En definitiva: Antonio Gaudí, genio y diseño.

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